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miércoles, 18 de marzo de 2015

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R
Razón
“Quien no quiere razonar es un fanático; quien no sabe razonar es un tonto; y quien no se atreve a razonar es un esclavo”.
                                                               William Henry
Manuel Moya*                  
Caza Mayor



VOLUNTAD DE DESORDEN
   La cuestión es contar callando y cuantas leyes se deriven de ese hecho, o tal vez establecer algunas consideraciones sobre la estética de lo mínimo que en estas últimas décadas cuantificamos en número suficiente como para establecer un canon y una serie de tesis en torno al género, y cuya identidad se remonta a la estética modernista con Darío a la cabeza tras la publicación de su revolucionario, Azul, asombrosa apuesta que seguirán Torri, Reyes o Lugones, entre otros. Las dos últimas décadas del siglo XX han sido, especialmente, proclives a poner en el mercado una serie de interesantes libros que confirman el auge de un género olvidado por la crítica durante años, y que una forma regular se ha intensificado en los 90 para entrar en el siglo XXI con el auge suficiente como para sopesar la importancia de un buen puñado de libros a lo largo de todo un año. Los nombres de consagrados se han ido alternando con jóvenes incorporaciones que hacían del microcuento o microrrelato su apuesta literaria, casos de Alberto Escudero, Javier Tomeo, Pedro Ugarte, Luis Mateo Díez, José Jiménez Lozano, Rafael Pérez Estrada, Julia Otxoa o Juan José Millás, junto a Ángel Oleoso, Miguel A. Zapata y Manuel Moyano, por citar algunos.
   Manuel Moya (Fuenteheridos, Huelva, 1960) nunca ha sido amigo de dogmatismos, de establecer cánones, de ensayar con una literatura al uso, más bien su actitud ha sido la de un provocador, en un amplio sentido, así que entrega un voluminoso libro de microrrelatos titulado, Caza Mayor (2014) que supone un paso más en su heterogénea obra, cuyos límites establece el mismo autor y la diversidad de la msima ha quedado patente a lo largo de estos años. Caza Mayor ofrece un auténtico caleidoscopio de relatos, un pequeño puzle donde las piezas encajan a la perfección. Tema y forma de estos relatos varían aunque se sintetizan en una inexcusable brevedad que nunca excede la página y, en ocasiones, no más de una decena de líneas. La imagen del laberinto subyace en la narrativa breve de Moya que explora en ocasiones la incapacidad humana para descifrar los misterios de una cotidianidad, así que utiliza la metaficción para hablar de la complejidad de una realidad, convirtiendo los dos planos de nuestra existencia en ficción y vida, reivindicando así cualquier imagen que proceda de esa irreconciliable realidad. Moya es maestro en la concisión, la sugerencia, la síntesis narrativa, su capacidad poética, demostrada ampliamente, se proyecta en estos microrrelatos, y los rasgos de humor con cierto aire negro o absurdo y abundantes dosis de ironía y de sarcasmo salpican a los numerosos textos y convierten a estos en hipertextos de una realidad donde el paroxismo nos ofrece una versión distinta de las leyes que rigen nuestro mundo. Sobresalen las series, “Historia abreviada”, “De conspiraciones” o las variadas y no menos jocosas, “Carta a los Reyes Magos”, y del resto de los numerosos textos del volumen, Caza Mayor, subrayamos cuanto Manuel Moya entiende como recurrencias, repeticiones, variaciones, homenajes a una red intrincada de simetrías y artimañas que espoleen la curiosidad del lector, y afirmamos que, una vez leído el conjunto, el propósito cumple todas las expectativas.

* Manuel Moya ha obtenido el XXI Premio de la Crítica Andaluza Relato Corto, 2015 por Caza Mayor.










CAZA MAYOR
Manuel Moya
Tenerife, Baile del Sol, 2014




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