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miércoles, 12 de octubre de 2016

Sara Mesa



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AMADA MÍA


       Dos personajes chatean, se atraen y finalmente se complementan como ese proceso habitual entre millones de foros que Internet propone a lo largo y ancho del mundo cibernético, y pese a ciertas reticencias iniciales, los protagonistas de esta historia, Sonia y Knut, entran pronto en una prolongada y extraña obsesión que establecen entre ellos, aunque convierten su espacio virtual en una asfixiante dicotomía interior tan inquietante como perturbadora.
       Sara Mesa (Madrid, 1976) ha dado sobradas muestras de su buen quehacer narrativo y publicado las novelas, El trepanador de cerebros (2010), Un incendio invisible (2011), Cuatro por cuatro (2013), y las colecciones de cuentos, La sobriedad del galápago (2008) y No es fácil ser verde (2009). Con Cicatriz (2015) propone un moderno y excelente relato de aprendizaje, la historia de dos jóvenes que establecen una particular correspondencia basada en un simple intercambio: Sonia veinteañera responde al chat de un desconocido Knut Hamsun, quien le propone un simple intercambio, una foto reciente suya, mientras él le enviará por correo los libros que ella le sugiera; salvada esa duda razonable, la chica establece con su interlocutor un proceso comunicativo que sobrepasará una experiencia, o un acercamiento cibernético; en el caso de Knut, en esa dilatada relación, insistirá el envío de toda una serie, muy variada, de regalos, y a los libros seguirán posteriormente ropa cara, joyas y, a medida que se estrecha esa complicidad, lencería; lo curioso, una vez recibido el paquete, ella deberá reembolsarle el importe de los gastos, porque Knut no le otorga valor a sus envíos, pero se jacta de hurtar en grandes centros comerciales donde puede burlar las cámaras de seguridad. La joven acepta todos los retos, e inician una transacción que se repetirá durante largo tiempo. Knut, a cambio de los envíos, le exige que le vaya dando información de su vida, y mantenga el contacto; sobre él se cierne la más absoluta sombra de permanente duda. Los sentimientos, o las emociones que despierta esta relación en Sonia difieren de los de Knut, quien solo llegará a una total convicción cuando se encuentren en Cárdenas, y se cierre para él una etapa previa alimentada a lo largo de todo ese tiempo. No obstante, alimentará la asfixia/ opresión de su amiga virtual, y cuando ella se da cuenta de su doble vida todo está a punto de desvelarse; entonces lo dejará, aunque se siente culpable del abandono a que somete a Knut y, una vez más, cae en la dicotomía de convertirse en una mujer de una complejidad absoluta.
       Lo más curioso de este relato es el espléndido tono alcanzado por la narradora, una mezcla entre un discurso epistolar y narrativo que soporta el personaje femenino; en realidad, Sonia es una joven que busca su camino en la vida, y Knut mucho más esquivo, solo está interesado en una relación que al final al lector le debe parecer bastante desmesurada. Sara Mesa explora algunas de sus mejores cualidades esbozadas en obras anteriores, y acentúa esa visión de una sociedad que participa del consumo y del espectáculo y, en igual proporción, el desprecio, la provocación diaria, y sobre todo de la impostura en su sentido más amplio.  








CICATRIZ
Sara Mesa
Barcelona, Anagrama, 2015; 196 págs



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