LOS CUENTOS CUENTAN
Una diversidad y riqueza del
cuento en la literatura española de las dos últimas décadas del siglo pone de
manifiesto el empleo de fórmulas diversas que dan sentido a un género que
vuelve una y otra vez a recuperar el protagonismo porque en esencia se retoma
el interés por contar historias, Antologías, colecciones, revistas, editoriales
que se vuelcan sobre este arte narrativo evidencian que los hallazgos
narrativos están el relato corto, con una variedad técnica y estilística dignas
de lo mejor que se escribe hoy. La apuesta de la editorial «Páginas de Espuma»
confirma hasta el momento esa pujanza del relatos en el ámbito de la escritura
en castellano.
Resulta arriesgado aventurarse en
el mundo literario español iniciando una colección de narrativa breve y
publicando, esencialmente, volúmenes de cuentos o relatos en su sentido
estricto. Quizá por ello, quienes de alguna forma nos dedicamos a dejar
constancia de lo que se publica en narrativa, debamos acercarnos a una propuesta
tan singular y en un país donde desde siempre se ha escrito sobre la miseria
del género. La década de los 80 y, también, la de los 90 resultaron importantes
porque numerosos autores vieron publicadas sus colecciones de una u otra forma
y sobre todo se pudo hablar de un renacimiento de este género breve. Francisco
Umbral escribía en la década de los 70 que «para él, el cuento era el género
que mejor se correspondía con el estado de conciencia del hombre actual».
Durante estas décadas el relato vuelve a su concepto tradicional, aquel en el
que lo narrativo constituye el elemento esencial del cuento, y no importa que
durante estos años se hayan escrito cuentos de terror, policíacos, eróticos,
históricos, humorísticos y que editoriales como la reciente «Páginas de Espuma»
se aventuren con colecciones agrupadas por temas: el mar, el adulterio, los
trenes o recetas y cocina.
El
mar
El mar, según constata José María
Merino, en su prólogo a Rumores de mar. Relatos sobre el mar (2000),
siempre ha guardado la atracción de lo misterioso, esperanzas de riqueza y de
cambio, amenazas de horror (...) El mar es el escenario óptimo de la aventura,
y como tal pasa a las ficciones más populares en cada época, en la imaginería
de lugares y circunstancias extraordinarias. Y termina afirmando que «el mar es
un cuento que nunca concluye». Veinticinco autores y otros tantos cuentos se
recogen en esta atípica antología que seleccionan Viviana Paletta y Javier Sáez
de Ibarra, y la nómina no puede ser más heterogénea: Onetti, Cabrera Infante,
Aldecoa, González León, el propio Merino, Coloane e incluso García Márquez y
uno de sus cuentos más difundidos, «El ahogado más hermoso del mundo». Una
apuesta arriesgada de lo mejor de aquí y de allá del Atlántico. Para Sergio
Pitol, «el triángulo amoroso has sido, es, y sin duda será uno de los temas más
trabajados en la literatura». Para el autor mejicano, «la mujer ha ganado casi
todas las batallas y la literatura no necesita rescatarlas de la zona de sombra
o de olvido donde moraban». Veinte relatos componen la selección, No hay dos
sin tres. Historias de adulterio (2000), donde Benedetti, Garmendia,
Giardinelli, Muñoz Molina, Pitol, Arreola, Vicent..., enfocan el tema desde la
pasión o la demencia para poner de manifiesto que la cuestión femenina ha
cambiado con el paso del tiempo.
Los
trenes
Literatura y trenes corren
parejos tanto por los paisajes de nuestras letras como por los de la geografía,
según afirma Julio Llamazares. Este volumen de relatos, Vidas sobre raíles.
Cuentos de trenes (2000), diecinueve en total, y el tercero de la
colección, posiblemente el más representativo, el mejor hasta el momento,
cuenta con algunos de los mejores cuentos que se han escrito sobre el tema:
Arreola, Hipólito G. Navarro, Ribeyro, desde donde se nos redescubre como telón
de fondo del escenario donde la mayoría de estos cuentos desarrollan sus
acciones, pero, además, en cada vagón, están las vidas que viajan en él, a cada
paso de estación y a ritmo de una modernidad que se impone, se constata esa
otra realidad vivida de la condición
humana y que se resume la historia de los viejos trenes arrastrados por sus
locomotoras y el destino de los hombres y las mujeres de todas las épocas.
Aperitivos y entrantes, relatos sobre la carne, postres e incluso sugerencias
del chef, forman parte de Relatos a la carta. Historias y recetas de cocina
(2000). «Ni saciedad ni hambre, sólo placer encerrado en el círculo de la boca
que se expande radial y desesperado por asir lo que se fuga. Eso es la
literatura», afirma Tununa Mercado en su prólogo del cuarto volumen de la
colección «Narrativa Breve» para comentar los cuentos, acompañados de sus
respectivas recetas, las de Perucho, Clara Obligado, Pereira, García Pavón o el
excéntrico Armando Morón Martínez, el mejor ejemplo de todos, que tras un
«Ragout a la húngara» escribe un ingenioso relato donde el humor es su mejor
ingrediente. La vida, la literatura y la cocina, en un hermoso conjunto de
magníficos relatos.
Otras colecciones sirven a Juan
Casamayor para seguir insistiendo en el arte del relato y así en «Voces» han
aparecido hasta el momento, La lucidez de un siglo (2000), El cuento
es la noticia (2000), Qué fabulan los filósofos (20019 y los Cuentos
completos (2001), de Ana Rosetti.
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