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lunes, 20 de febrero de 2017

Desayuno con diamantes, 99



HUMILLADOS Y OFENDIDOS

      
    Cuando el gran Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, el ruso ideológicamente quizá más unidimensional de su tiempo, nace en Moscú el 30 de noviembre de 1821, el pensamiento y la literatura europeas se encuentran marcados por la influencia de un romanticismo tardío, calificado posteriormente como un teísmo antropológico, una divinización de la voluntad hegeliana, soporte de una actitud nihilista centroeuropea que presuponía el abandono del humanismo tradicional como corriente única iniciada en el Renacimiento, disuelta durante la Revolución Francesa, que produce el hundimiento de la sociedad tradicional, y tras las invasiones napoleónicas en algunos de los países europeos más importantes. Será entonces cuando el hombre se convierte en un misterio, en un enigma para desvelar, y cuando el joven Dostoyevski se cree llamado a escribir porque siente que tiene algo que comunicar al mundo: así lo expresa en sus primeras obras, en Pobres gentes (1846), su celebrada novela social, esa extrema denuncia de la vida en el penal de castigo, y por extensión en la Rusia de la época de sus Apuntes de la Casa Muerta (1861), o en la crónica de Los demonios (1871), su tentativa más brillante para denigrar los movimientos revolucionarios de los setenta, hasta ese monumento a la especie humana, Los hermanos Karamázov (1880). Todos argumentos ideológicos, religiosos y morales que constituyen, según el editor Ricardo San Vicente, el meollo de su creación. La vida de Dostoyevski se convertirá en una interminable pregunta sin respuestas y es así como su existencia pasa por cada una de las etapas del nihilismo moderno: la destrucción de la sociedad, la salvación por el terrorismo, la muerte absoluta y el rescate por la locura, es decir, por la religión, experiencias que cubren cuarenta años de la vida del escritor, desarrolladas en lo mejor de su literatura.
       Dostoyevski es el heredero de esa voluntad de narrar la realidad. Con su arte se permite construir cuanto se nos niega en el curso de la vida: la capacidad de edificar un espacio y un tiempo narrativo complejo que crece paralelamente a los personajes y a la voz, fundida con la del narrador, y adquiere las dimensiones que autor, narrador y resto de personajes quieran otorgarle. Dos acontecimientos configuraron parte de esta actitud en el ruso, la muerte del padre, asesinado por sus propios siervos el 8 de junio de 1839, y aunque el joven escritor no sintiera un excesivo afecto por él, sí le llevó a ensayar el parricidio intelectual, tema que tanto le preocuparía, porque se pasó toda su vida analizando las causas de esta terrible muerte que desembocó, con toda seguridad, en Los hermanos Karamázov; el segundo, pese a su actitud no beligerante, y aunque jamás fuera un revolucionario, ni pudiera serlo en realidad, como hombre de grandes sentimientos mostró su indignación al ver que se cometían actos contra los humillados y ofendidos, hecho que, tras los acontecimientos de la Francia revolucionaria de 1848, provocó su arresto, el 16 de noviembre de 1849, y su condena a muerte siendo alférez de ingenieros, y le llevaría a una experiencia posterior de cuatro años de trabajos forzados y a seis de servicio militar en Siberia, donde conoció en estado puro la dialéctica del bien y del mal. 

 
       Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores inicia, bajo la dirección de Ricardo San Vicente, el proyecto de sus Obras Completas. Los ocho volúmenes recogerán la producción de sus dos grandes períodos, aunque, por su importancia y trascendencia, incluye, en un volumen, Los hermanos Karamázov, y en otro, el Diario de un escritor, serie de artículos publicados por el autor entre 1873 y 1881, en la revista El Ciudadano, muestra de su innegable grandeza y profundidad psicológica respecto a la vida y a la creación literaria. Las traducciones elegidas para la ocasión y el ensayo previo son el resultado del equipo dirigido por Augusto Vidal, que durante la década de los sesenta vivió sumergido en la obra dostoyevskiana, trabajó en traducciones propias, e incluyó del resto del grupo, cuyo trabajo sigue siendo válido y se reproducen aquí: Juan Luis Abollado,Victoriano Imbert, Lidia Kúper y José Laín.
       Se inicia la edición crítica con Novelas y relatos (1846-1849) y las trece obras que figuran en el primer volumen configuran el primer ciclo de su producción: lo forman relatos y novelas cortas escritas y publicadas por Dostoyevski antes de su detención y condena: Pobres gentes, El doble, Novelas en nueve cartas, El señor Projarchin, La patrona, Polzunkov, Corazón débil, La mujer de otro y el marido bajo la cama, El ladrón honrado, Un árbol de navidad y una boda, Noches blancas, Nétochka Nezvánova, y se incluye El pequeño héroe, escrito en la cárcel y publicado en 1857. El lector descubrirá con Pobres gentes, la gran revelación del escritor, cómo los humildes y los desheredados tienen un alma sensible, son capaces de amar, y se rebelan contra los poderosos, o su primera novela sobre niños, Nétochka Nezvánova, muy dickensiana, y, en particular, El ladrón honrado, Un árbol de Navidad y una boda o Noches blancas, esa auténtica galería de «pobres gentes» petersburguesas. Humillados y ofendidos sus personajes acusan el ambiente de la ciudad moderna y la encarnación de los grandes contrastes de su época, sobre todo cuando el escritor ofrece la hiriente miseria y riqueza de sus vecindarios. 

F.M. Dostoyevski, Novelas y relatos (1846-1849). Obras Completas; vol. I. Edición de Ricardo San Vicente; Barcelona, Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores, 2009; 1191 págs.

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