Roberto Ruiz de Huidobro que acaba de publicar una curiosa
y esclarecedora reseña sobre El secreto de las beguinas, en Bilbao (Pérgola),
junio, 2017; pág., 19.
“Los buenos libros se escriben para que gusten a sus autores; luego a Dios o al Diablo, o quizá a ambos; y en tercer lugar, para nadie”. Juan Carlos Onetti
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miércoles, 14 de junio de 2017
Ricardo Menéndez Salmón
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DEMONIOS
La eficacia narrativa de Ricardo Menéndez Salmón
(Gijón, 1971), sus especiales dotes para la trama y el trasfondo de sus
historias, la complejidad y el desarrollo de las mismas, con evidentes
referencias a la filosofía de autores como Spinoza, Schopenhauer o Nietzsche,
dignifican, sin duda alguna, ese lugar que ya hoy ocupa el asturiano en el
panorama narrativo español del siglo XXI. Muestra, además, que su categoría ha
sido sopesada, aunque algunos años después, tras llevar a cabo un auténtico
ensayo de modestia con sus novelas y con sus colecciones de relatos anteriores,
de difusión minoritaria que, de alguna manera, avalarían la solidez de una obra
que Seix-Barral sacaba del anonimato con La ofensa (2007), su quinta
novela, aplaudida, hace poco más de un año, por público y crítica.
En su nueva entrega, Derrumbe (2008),
igual de breve y densa que otras suyas, ensaya con una insólita fuerza el
horror, la maldad o la desolación humana, y lo hace con una carga de precisión
tan profunda que sumerge al lector en una espiral de posibilidades. La trama
ofrece varios casos, cuyo desarrollo no necesariamente necesitan una
explicación, aunque desde el punto de vista narrativo se concreta en tres
historias, tres partes que, de alguna manera, se diferencian tanto en su
ejecución técnica como estilística y, finalmente, se unifican en una
alucinación coral. En la primera cuenta cómo un asesino se ensaña con sus
víctimas y, como si de una auténtica historia criminal se tratara, cinco
policías le siguen la pista y convierten el caso en una obsesiva visión de la
monstruosidad humana, pretexto que le sirve al narrador para desentrañar la
mentalidad de un auténtico loco. Actitud que se desarrollará a lo largo de la
segunda parte, y aunque Menéndez Salmón no siga una línea argumental, esa
tremenda sensación de crueldad persigue al lector, ahora en una pandilla de
adolescentes que siembran el terror metiendo agujas en botellas de leche. Es la
parte más reflexiva, despliega una singular atracción hacia el dolor, tema
tratado con insistencia por Menéndez Salmón para señalar la actitud de violencia
que los jóvenes esgrimen como bandera ante una sociedad que pretenden cambiar;
y en la tercera, definitiva visión del espectáculo y de la atracción del mal,
cuenta la relación de Valdivia con su hija Vera, novia a su vez de uno de los
muchachos de la parte anterior y confirma esa insistente visión acerca de la
incomunicación o las relaciones más elementales. Sobre los personajes de Derrumbe,
que viven en Promenadia, una apacible y tranquila ciudad junto al mar, se
cierne un infierno particular que, en sus propias vidas, es asumido de una
manera cotidiana, aunque en el relato se sobredimensiona esta actitud con esa
crítica mirada que caracteriza a nuestro
tiempo.
DERRUMBE
Ricardo Menéndez
Salmón
Barcelona,
Seix-Barral, 2008
martes, 13 de junio de 2017
Francisco López Serrano
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Nunca debemos olvidar que el microrrelato
se traduce como un caprichoso juego estructural que provoca alteraciones en la
situación inicial del propio texto, en el consiguiente conflicto, en la
evolución de los hechos narrados, en el desenlace, e incluso en la misma
situación final, puesto que el estricto carácter de su brevedad no permite o, si
lo expresamos mejor, así se lo exige siempre; y aun cuando constatamos la
lógica interna de la narración, y ese jocoso aire con que su autor dota al
relato, se procura que esa degradación conceptual quede diluida, o que su
espacio temporal no siga un orden cronológico establecido.
Francisco López Serrano (Épila, Zaragoza,
1960) domina el arte de la escritura en su faceta más variada y singular, tanto
la lírica como la narrativa, el cuento y el microrrelato, porque es capaz de
servirse de la digresión, de la observación atenta y de buena parte del
artificio que rodea al texto en su sentido más estricto. Jamás olvida que la
moraleja pertenece al pasado y se aleja del presente y, sobre todo, que sus
lectores detectan la sutilidad tan característica en sus textos, o la libertad
de elegir un espacio propio, en medio de un pasado o un presente reconocibles,
aunque esos tiempos vengan suavizados por unas fantásticas apariencias, y solo
importen aquellas que nos descubren las trivialidades de un mundo que, como en
algunos de sus libros, tienen un carácter mágico, capaz de trasmutar las vidas descritas
en otra realidad, incluso la posibilidad de inventarse una nueva que finalmente
les satisfaga; y tan es así que López Serrano a través de un tono elegíaco, henchido
de humor y de ironía, rozando lo iconoclasta, nos traslada desde situaciones
cómicas a un trágico desenlace, como en el caso de Un momento, señor verdugo (2017), LIII
Premio Literario Kutxa Ciudad de San Sebastián, una colección de relatos, en su
mayoría muy breves, en los que ofrece un abanico de temas tan hilarantes como sugestivos,
aunque en su mayoría, como el título alude, responden a la famosa petición que
le hizo madame du Barry al verdugo
antes de ser guillotinada; y así arranca todo un catálogo de breves, en
ocasiones brevísimas situaciones o historias teñidas de un singular humor, o
del mejor sarcasmo con que se pueda dotar a un texto, y aun añade una abundante
variedad temática de cuentos: unos nos llevan a la vieja Rusia a degustar
sus famosos prianiki, o en el otro extremo, a esa peculiar forma de matar
vascos en Islandia, y muchos de ellos construyen vidas o las destruyen como
“El genealogista”, que recorre la ascendencia del narrador hasta la Gran Explosión
originaria, o la serie sobre el mundo, un homenaje al tema clásico de “El
dinosaurio” de Monterroso desde una perspectiva tan jocosa como
innovadora, “La demora”, “La pesadilla”,
“Ante el espejo”, “El despertar”, incluso nos somete a un peculiar perfume que
es resultado de cazar y destilar ángeles, léase, “Su perfume”; en “El cuento
del Grial”, la actitud de la mujer reproduce los matices de lo que hoy
consideraríamos un comportamiento machista, y en “El abismo” se describe la
excursión montañesa de una pareja con un remate tan perturbador como brillante,
y los aspectos de la relación amorosa en el brevísimo, “Diálogo de amantes” o
el más desarrollado y descorazonador, “El plan”, ambos resumidos con absoluta maestría.
No faltan historias diminutas que se concretan en un chiste, con toda la
intensidad que provoca la angustia humana, y otras muchas son narraciones
simbólicas: el poeta y su corazón, el abogado y su conciencia, o la voz de un
Dios que influye de modo sorprendente en la realidad, ¿Té o café?, y donde se
escruta la perspicacia del lector para la solución de tamaño enigma.
En este, Un momento, señor verdugo, como otros libros de López
Serrano, el lector está obligado a poner todo de su parte para comprender en su
totalidad el mensaje que el autor cifra en sus textos, y en esta ocasión, como
seres inteligentes deberemos releer algunos de sus microrrelatos para
percatarnos del giro final de muchos de ellos, tan sorpresivos a veces como
esbozos de un pensamiento que cuando profundizamos alcanza la plena comprensión
del mismo.
UN MOMENTO, SEÑOR VERDUGO
Francisco López Serrano
LIII Premios Literarios Kutxa
Sevilla, Algaida,
2017; 168 pp.
lunes, 12 de junio de 2017
Desayuno con diamantes, 113
MUNDO DE TINTA
Con Muerte de Tinta (2008) la
narradora alemana, Cornelia Funke, cierra la trilogía iniciada hace unos años
que se compone de Corazón de Tinta (2004) y Sangre de Tinta (2005).
¿Qué han leído los niños de todos los
tiempos? Curiosa pregunta si, necesariamente, hemos de volver la vista atrás a
los siglos en los que las lenguas, incluido el castellano, se forjaban y
remitían a héroes de la antigüedad grecorromana, Ulises y la guerra de Troya,
las leyendas nórdicas de Sigfrido, las batallas y las hazañas recitadas por
juglares, entre cristianos y árabes, los romances históricos con aventuras
novelescas que harían las delicias de esos niños que crecían con los nombres de
el Cid, Fernán González, los Siete Infantes de Lara o el romances del conde
Olinos; o, mucho más tarde, Robinson, Gulliver, las fábulas literarias y
morales, los cuentos de los hermanos Grimm y Hoffmann, Dumas, y las delicias de
Verne, Salgari, London, el mundo maravilloso de Alicia, Peter Pan, Pinocho,
Tarzán de los monos, Mowgli y, en España, la niña Celia y Marcelino Pan y Vino;
o los éxitos más recientes, J.K. Rowling y su saga completa de Harry Potter o
Cornelia Funke y su trilogía de Tinta que, en estos días, acaba de publicarse.
Las editoriales de medio mundo
descubrieron, y cada vez más, la importancia de la educación artística y
literaria de los niños y de los jóvenes en general y no ahorran esfuerzos, en
este sentido, para lograr el fin propuesto. Las relaciones internacionales han contribuido
en las últimas décadas a mostrar el interés por la literatura infantil y
juvenil y son frecuentes ferias y congresos para debatir nuevos proyectos y
ampliar los límites de una literatura cuya potencia lectora supera, en
ocasiones, cualquier expectativa de la denominada literatura de adultos. La Dirección General
del Libro, Archivos y Bibliotecas en nuestro país calcula todos los años que de
los 80.000 títulos, aproximadamente, publicados casi 9.000 correspondían a
títulos de obras infantiles y juveniles, es decir, más de un 10% del total, sin
incluir las traducciones de autores de otras lenguas del Estado y de
extranjeros, hasta llegar a un total de un aproximado 26%. Preguntado, un joven
al respecto, respondía lo siguiente: «Los libros que más nos gustan son las
novelas y los cómics. Novelas hay de muchos tipos, pero las que nosotros (los
adolescentes) preferimos son las de aventuras, bien sean de otra época (como
las de caballeros y doncellas) o de la época actual (como las policíacas y de
misterio). Estos temas nos gustan mucho porque hacen que siempre tengas ganas
de continuar leyendo, porque siempre pasan cosas interesantes que son de
acción. También nos gustan porque normalmente ganan los buenos y los caballeros
o porque siempre acaba descubriéndose el misterio. Otras novelas que también
nos gustan mucho son aquellas en las que el protagonista es un chico o chica
joven, como nosotros, porque así podemos saber mucho mejor lo que piensa y
siente. Pero sobre todo nos gustan si hablan de problemas que nos preocupan,
por ejemplo, del problema de las drogas
o el tema de la esclavitud infantil. Los cómics nos gustan todos: los de
violencia, los de humor, los de aventuras... Los cómics son mucho más fácil de
leer que las novelas, y eso siempre está bien. Tienen muy poca letra y van
acompañados de dibujos que muchas veces son geniales. Sólo tienes que pasar por
el quiosco o por la biblioteca de tu instituto o de tu pueblo y descubrirás la
variedad que tienes».
Mundo
de Tinta
Paralelo al fenómeno mundial Harry
Potter en el año 2003 la narradora alemana Cornelia Funke publicaba Corazón
de tinta e iniciaba, así, una trilogía en la que el mal de los libros puede
cobrar vida gracias a la capacidad lectora de los protagonistas de esta
asombrosa historia. En realidad, en esta primera entrega, cuenta la historia de
la niña Meggie que vive con su padre, un extraordinario encuadernador de
libros, que una noche es visitado por un ser no menos extraordinario que
responde al nombre de Dedo Polvoriento. Cuando esto ocurre, padre e hija
cerrarán su casa y viajarán al sur, hasta la casa de una pariente lejana, la
tía Elinor, un personaje no menos extraño que los anteriores, aunque
propietaria de una de las más fabulosas bibliotecas que jamás hubiera visto
antes Meggie. Hasta aquí el planteamiento de la historia n o podría ser más
sugerente, pero la aventura de la niña con los libros no terminará con esta
visita sino que será el inicio de la auténtica aventura a la que se enfrentarán
ella y otros personajes a lo largo del libro. La vida de Maggie ha estado,
desde siempre, rodeada de palabras y lo que Cornelia Funke pretende hacerles
ver a los niños es, precisamente, la «magia de las palabras» y sus
consecuencias últimas, es decir, cómo a través de la lectura de los libros podemos
llegar a ser verdaderos magos, como Mo, el padre de Meggie, capaz de dar vida a
los personajes de los libros cuando lee en voz alta; tal vez por eso,
Capricornio, uno de los malvados de la historia, quiere tener en su poder ese
libro que tanto esconde el padre para volver a su mundo.
Corazón de tinta (ya está
en su 9ª edición) como relato infantil o juvenil no descubre nada nuevo, es la
prolongación de un mundo mágico anterior, pero tal vez, sí insiste
magistralmente en ese concepto que se le supone a la buena literatura, esto es,
la lucha permanente entre ese mundo de la ficción y ese de la realidad o lo que
supondría algo más, esa eterna visión entre el origen del bien y del mal que
sustenta a muchos de nuestros relatos más clásicos.
Dos años más tarde, en el otoño de 2005,
aparecía Sangre de tinta y continuaban las aventuras de Meggie, Mo, Dedo
Polvoriento, y muchos otros personajes que se sumarán a una historia mucho más
compleja y en la que Orfeo, un lector casi tan bueno como Mo o Meggie, llevará
a Dedo Polvoriento al Mundo de Tinta, tras diez años fuera de casa, pero no
permite a Farid, muchacho al que Mo había sacado de Las Mil y una Noches, acompañarle en
su viaje. Después, el libro caerá en manos de Basta y Mortola, el siervo y la
madre de Capricornio. Farid corre a casa
de Elinor, donde ahora viven también Darius, otro lector, Meggie y sus padres, para contárselo y
rogarle a la niña que lo transporte también a él al Mundo de Tinta para
prevenir a Dedo Polvoriento. Pero Meggie decide acompañarle, dejando a sus
padres solos. Es, entonces, cuando empiezan las aventuras en el Mundo de Tinta
y se suceden fantásticos episodios en lugares encantados como el Castillo de la Noche y el Campamento
Secreto. Unos dos millones y medio de ejemplares se han vendido de esta segunda
parte que en España va por su 4ª edición.
Ahora se
termina la trilogía con Muerte de tinta (2008) y sombras negras cubren
Umbra... Solamente han pasado pocas semanas desde que las mujeres Blancas se
llevaran a Dedo Polvoriento con ellas. Meggie y sus padres viven en una finca
abandonada y pacífica que les hace casi olvidar las pesadillas que pasaron en
el Castillo de Noche. Pero cuando oscurece y Meggie mira impaciente por la
ventana esperando a Farid, escucha el grito de un grajo... Y entonces es cuando
su padre desaparece en el bosque y se une a unos ladrones para volver a vivir
nuevas experiencias... El Príncipe Negro y el Hombre Fuerte hacen su aparición,
se avecina el peligro y todos se esfuerzan para que desaparezcan las sombras
amenazantes y el pueblo pueda volver a vivir en paz. Y también vuelve Farid que
trabaja para Orfeo y otros personajes de las historias anteriores, el príncipe
Negro, Fenoglio que utilizará las palabras para luchar, sobre todo, contra
Orfeo, Piper y otras muchas criaturas que seguirán la fantástica tercera parte
de las aventuras que no defraudará a ninguno de sus lectores. La narradora
alemana ha declarado que el libro, de alguna manera, expone como alguien es
capaz de sobreponerse al sentimiento de la muerte en un ser querido y por una
pura coincidencia del destino, cuando el libro ya estaba terminado, aunque no
publicado, Cornelia Funke perdió a su marido. Esa experiencia directa con la
muerte le hizo pensar que tendría que reescribir mucho, pero al revisar las
pruebas de imprenta optó por no cambiar casi nada, tuvo la sensación de que con
su escritura se había preparado inconscientemente para elaborar el concepto de
la muerte en su marido.
La autora
Conelia
Funke (Dorsten, Alemania, 1958) es una afamada ilustradora de libros
infantiles. En España había publicado anteriormente, El
jinete del dragón (2002). Sobre ella, la crítica
especializa española ha escrito algunas notas acertadas como la siguiente:
«Funke tiene imaginación, sabe narrar con fluidez, se preocupa de explicar el
porqué de todo lo que pasa, crea personajes con alma, tiene don para los
diálogos chispeantes, conoce las fuentes de la fantasía y es capaz de llevar su
feliz idea argumental hasta el final, sin que decaiga nuestro interés, sin
defraudar las expectativas que crea. Una maravilla». Parte de sus vivencias las
había experimentado la niña Funke camino de la biblioteca de su pequeño pueblo,
situado en la Wesfalia
alemana, de la mano de su padre, cuando ambos realizaban largos paseos,
cruzando puentes, por caminos sinuosos, que acababan en una escalera que se
asemejaba a un inmenso árbol coronado por una fantástica casa en su copa más
alta. En su Alemania natal trabajó como guionista de televisión y terminó en la
escritura fantástica. En la nota bibliográfica que acompaña a voluminoso Corazón
de tinta (2004) se enumeran libros como Alí Babá y los cuarenta ladrones,
Peter Pan, La historia interminable, La princesa prometida,
El viento en los sauces, El libro de la selva, La isla del tesoro, El
Señor de los anillos, Las aventuras de Tom Sawyer o Una historia de la
lectura, de Alberto Manguel. Cabría pensarse, pues, que este es un libro
sobre otros libros o un libro dentro de otros muchos libros e incluso que, en
realidad, en el mejor de los sentidos, es un viaje al mundo de los libros.
Quizá por todo esto, esta afirmación sea la más acertada porque la historia que
cuenta esta autora germana tiene mucho que ver con el mundo de bibliotecas
maravillosas y fascinantes. Afincada en Los Ángeles, allí murió su marido hace
un par de años, y vive con sus dos hijos Ben y Anna y un perro, Luna, que está
igual de loco que algunos de los personajes de sus novelas. Para ella, su nueva casa en Beverly Hills, un
lugar lleno de encanto, entre magnolios y mucha vegetación, le facilita la paz
necesaria para escribir todos los días.
Aventura, fantasía, magia, bastante humor
y no menos suspense conforman los ingredientes de la literatura de Cornelia
Funke, en la que tampoco es raro encontrar dragones, castillos y fantasmas. La
bibliografía en España, editada por Siruela, es muy amplia, El jinete del
dragón (2003), Potilla y el ladrón de gorros (2005), ¡Apártate de
Mississippi! (2006), Cuando Papá Noel cayó del cielo (2006), No
hay galletas para los duendes (2007) y Dos brujitas salvajes (2007).
Cornelia Funke risueña y jovial,
impredecible, vive las aventuras con sus lectores desde una soleada California,
en medio del cañón de Coldwater, donde ha encontrado su refugio y la fuerza
para seguir inventando ese universo visible como una vivero de imágenes y
símbolos a los que la imaginación otorga el puesto que merece.
domingo, 11 de junio de 2017
Curiosidades
Elena Soriano, 100 años.
4 de febrero de 1917
Fuentidueña de Tajo, Madrid.
Fuentidueña de Tajo, Madrid.
2 de diciembre de 1996
Madrid.
Madrid.
sábado, 10 de junio de 2017
Francisco Núñez Roldán
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NATURALEZA
La naturaleza ofrece el marco adecuado
para ambientar una novela donde la intriga policíaca es otro de sus elementos
fundamentales y, además, lleva al lector hacia una visión diferente de ese
compromiso con el medio, que tras una lectura afortunada resulta aun más humana
y noble. Cazar al cazador (2008), de Francisco Núñez Roldán, obtuvo el V
Premio Corpus Barga de la
Diputación de Córdoba, y cuenta el asesinato de un
guardabosques en las estribaciones de las sierras que dividen a las provincias
de Granada y de Málaga, mientras es observado por una familia de azores y cuyas
vivencias posteriores se irán intercalando entre la narración que Núñez Roldán
diversifica en varias historias: la de los jóvenes furtivos que actúan a
despecho del medio ambiente, un aparente romance entre la jueza y el teniente
encargado del caso, el enigmático personaje de Gustavo Contreras, un
naturalista retirado y el inglés Edward Morris, un novelista de historias
románticas, y, sobre todo, Salvador el guarda de la sierra y Elisabeth Scott
que regenta un alojamiento rural. Algunas se muestran como almas perdidas de las
que, indudablemente, se sirve el novelista para plantear una haz de historias
tan creíbles como amenas, repletas por añadidura de algunos de los mejores
mensajes que pueden desprenderse de este libro: el respeto a la libertad como
la mejor de las opciones que nos proporciona la vida y el amor hacia todas las
cosas que siempre triunfa.
CAZAR
AL CAZADOR
Francisco
Núñez Roldán
Sevilla,
Algaida, 2008
viernes, 9 de junio de 2017
Natsume Soseki
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UN
CLÁSICO JAPONÉS
La literatura tiende a universalizar
temas y personajes de Oriente a Occidente, despliega el buen quehacer de
autores cuya proyección sobrepasa fronteras. Natsume Soseki (Tokio, Japón,
1867-1916) está considerado un clásico en el país nipón, autor de novelas como Yo,
el gato (1905), La torre de Londres (1906) y Kokoro (1914).
Su relato más celebrado Botchan (1906), ha sido traducido por José Pazó
Espinosa y editado, primordialmente, por Impedimenta.
La novela cuenta la vida del niño Botchan
y sus peripecias como joven profesor en un pequeño instituto de provincias. Con
una irónica visión y un sarcástico humor crítico, Soseki, desvela muchos
aspectos de la cultura japonesa, sobresale en esa profunda mirada sobre la
condición humana, recuerda lo mejor de las novelas picarescas o esos extraños
personajes protagonistas de El guardián entre el centeno y Huckleberry Finn. Escrita durante era
Meiji, época en que la civilización nipona experimentaba una profunda transformación
hacia el mundo occidental. En Botchan se cuantifica sobre las
costumbres, la economía, la política y la cultura. El joven e ingenuo Botchan
se enfrentará a un mundo, de alumnos y profesores, cuya picaresca sobrepasa los
límites de esa condición humana más escéptica y desconcertante.
BOTCHAN
Natsume
Soseki
Madrid,
Impedimenta, 2008
jueves, 8 de junio de 2017
Jorge Carrión
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LA
OTRA PUNTA DEL
MUNDO
Jorge Carrión (Tarragona, 1976) es, en
una definición categórica, un viajero diferente que otorga al espacio visitado
otra dimensión al tópico turista. Y así lo confirmó en una entrega anterior, La
brújula (2006), en gran medida, un desplazamiento tanto físico como
literario para viajar por la rutas geográficas más insospechadas: África,
América Latina o el norte y sur de una China, distinta. Con esta nueva entrega,
Australia. Un viaje (2008) consigue, desde las antípodas mismas,
elaborar un nuevo concepto de viaje para el siglo XXI, mezclando, como es
habitual en él, literatura y realidad, experiencia y viaje, en esa extraña
capacidad suya de seducción con que nos transcribe los más de tres mil
kilómetros recorridos por la costa este australiana e investigar, día a día, la
huella de la emigración española, iniciada tras la segunda gran guerra y, sobre
todo, en los 60. Mezcla así, Carrión, diario de camino con esa indagación
migratoria para comprender de alguna forma esas señas de identidad muy al
estilo del mejor Goytisolo; otras noticias confirman la aventura, la fundación
de un monasterio benedictino, una ciudad llamada Cervantes o, la indudable
huella de esos síntomas de nostalgia que se mezclan en las páginas de un libro
cargado de deseos hacia una tierra lejana: España. Sirven estas páginas,
además, como instrumento válido y necesario para apelar a esa zona intermedia
que propone el autor: periodismo y relato de viajes porque con su actitud
muestra un inconfesable matiz que preserva siempre la auténtica literatura.
AUSTRALIA.
UN VIAJE
Jorge
Carrión
Córdoba,
Berenice, 2008
martes, 6 de junio de 2017
León Felipe
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ME ENTREGO AL VIENTO
En los años 70 los jóvenes universitarios
leíamos con denostado interés autores que, de alguna manera, habían sido
sacrificados durante el régimen franquista: uno de ellos era, sin duda, León
Felipe, y por nuestras manos circulaba su Antología rota (1947),
selección de poemas, editada por la mítica Losada (1957), que llegaría a un gran número de lectores en
España, entre otros, a nosotros, estudiantes universitarios en las aulas
granadinas.
León Felipe (Tábara, Zamora, 1884- México
D.F. 1968) fue, durante mucho tiempo, el poeta más popular del exilio español y
el portavoz de esa España peregrina. Como siempre se ha señalado, el zamorano
vivió entre su amarga experiencia del exilio y el tremendo dolor de verse
sumido en el olvido y desconocido por las generaciones que tras la guerra
necesitaban restituir algunos de los valores perdidos en la contienda. La
editorial Cátedra, en edición de Miguel Galindo, edita y actualiza, en un volumen, Antología
rota, que en palabras de su editor reproduce la primera de Pleamar
(México), colección dirigida por Rafael Alberti; se incluyen, además, los
«Nuevos Poemas» incorporados en la reedición de 1957, así como las adiciones de
Nueva antología rota, de 1974. Lo que el lector y el estudioso se
encuentran en esta edición es la suma de los tres libros, más las inclusiones
que provocaron la nueva obra producida por el poeta a lo largo de los años. En
la extensa y documentada Introducción, Miguel Galindo, repasa la
actualidad del poeta, y esa obligada referencia a una época de la historia
reciente sobre la que aún no se ha escrito la última línea. El estudio se
detiene en la vida singular del poeta, su relación con la poesía, sus vivencias
antes y después de la guerra, su posterior amistad con Larrea en el México del
exilio y, sobre todo, esa proyectada estela que produjo el intimismo poético
adquirido en poetas como, Dámaso Alonso, Blas de Otero y toda la generación de
los 50.
Poeta comprometido, sus versos se tornan
urgentes, propagandísticos, agitados, circunstanciales, ensaya arengas públicas
y escribe romances para ser recitados ante un auditorio masivo. Es el suyo un
discurso consciente que formará parte de la formación ideológica de las jóvenes
generaciones. Quizá por eso hay que asegurar que, en la década de los 40, muy
lejos ya la obra publicada en España de Felipe, es en México donde se despierta
el interés por realizar una segunda antología (la primera data de 1935) y se
califica de «rota» por ese concepto esgrimido por el poeta, «de obra coyuntural
por el desconocimiento de una obra y una vida»; en esta antología estará «todo»
León Felipe, desde sus Versos y oraciones (1920) a Ganarás la luz (1943),
y así habrá que verla más de sesenta años más tarde.
ANTOLOGÍA
ROTA
León
Felipe
Edición
de Miguel Galindo
Madrid,
Cátedra, 2008.
lunes, 5 de junio de 2017
Adiós a Juan Goytisolo
Muere el escritor Juan Goytisolo a los 86 años en Marrakech
El narrador barcelonés obtuvo en 2014 el Premio Cervantes
Fue autor de novelas como Señas de identidad, Juan sin tierra o Makbara
6 de enero de 1931, Barcelona
3 de junio de 2017,Marrakech
domingo, 4 de junio de 2017
Desayuno con diamantes, 112
OBRAS
COMPLETAS DE MIGUEL DELIBES
Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores
inician la publicación de las Obras Completas de Miguel Delibes, en VII
volúmenes, que recogerán la totalidad de la obra publicada por el
vallisoletano. La edición de lo que puede considerarse la obra
definitiva, ha sido supervisada por el propio autor.
Pedro M. Domene
En
el primer volumen de las Obras Completas de Miguel Delibes se afirma que
el escritor vallisoletano ha sabido conciliar la hondura y la claridad en su
obra, ganándose el favor no solo de la crítica más exigente sino también de una
amplia masa de lectores atentos y agradecidos. Al cuidado de Ramón García
Domínguez, Ediciones Destino y Círculo de Lectores, proyectan publicar en siete
volúmenes la totalidad de la obra que incluye, al novelista, el cazador, al
periodista, el ensayista, el viajero o aquellas páginas de recuerdos que se
integran con rigor e integridad en sus
textos narrativos. El periodista comprometido con la sociedad de su época y de
su tiempo, el cronista y el viajero, el ensayista, así como el hombre de campo,
aficionado al deporte de la caza y de la pesca en ese permanente compromiso con
la Naturaleza.
Miguel
Delibes es un teórico de la novela, el mejor ejemplo de quien a lo largo de su
vida ha ejercido de comentarista político, de sociólogo, de zoólogo, de crítico
deportivo, de defensor de la pureza del lenguaje, pero sobre todo de notario de
la vida española en los últimos cinco decenios. Este escritor de 87 años, nacido
en Valladolid en 1920, quien se autocalifica de «hombre huraño, enemigo de
protocolos, protagonismos y aglomeraciones», ha dado a la imprenta más de
medio centenar de una obra variada entre, novelas, relatos de viaje,
experiencias de caza o ensayos de todo tipo. En el otoño de 1982 recibía el
Premio Príncipe de Asturias, en mayo de 1991 el Nacional de las Letras
Españolas y en abril de 1994 el Cervantes, un premio que calificaba,
cariñosamente, como «castigo para alguien que está finalizando su carrera de
escritor». Ahora, de alguna manera, ordena y establece los textos
definitivos de lo que será su Obra Completa que ha quedado de la
siguiente manera: El novelista, I (1948-1954),(La sombra del ciprés es
alargada, El camino, MI idolatrado hijo Sisí, La partida, Anexo: Aún es de día)
II (1955-1962(Diario de un cazador, Diario de un emigrante, Diario de un
jubilado, La hoja roja, La barbería), III (1966-1978), (Cinco horas con Mario,
Parábola del náufrago, El príncipe destronado, Las guerras de nuestros antepasados,
El disputado voto del señor Cayo, Cuentos: Viejas historias de Castilla la Vieja, Tres pájaros de
cuenta y 24 cuentos más) IV (1981-1998), (Los santos inocentes, Cartas de amor
de un sexagenario voluptuoso, El tesoro, Madera de héroe, Señora de rojo sobre
fondo gris, El hereje), El cazador), El cazador V (La caza de la perdiz
roja, El libro de la caza menor, Con la escopeta al hombro, La caza en España,
Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo, Mis amigas las truchas,
Las perdices del domingo, El último coto, El fin de la perdiz silvestre), El
periodista. El ensayista, VI (Vivir al día, El otro fútbol, De la
censura de prensa en los años 40 y otros en sayos, Castilla habla, Pegar la hebra, He dicho,1936-1950: Muerte y
resurrección de la novela, La tierra herida, El sentido del progreso desde mi
obra, Antologías comentadas, Castilla, lo castellano, los castellanos,
Los niños, Adaptaciones teatrales, Cinco horas con Mario, La hoja roja,
Las guerras de nuestros antepasados, Recuerdos y viajes, VII (Mi vida al
aire libre, Un año de mi vida, Recuerdos y amigos, Libros de viajes, Por
esos mundos: Sudamérica con escala en Canarias, Europa, parada y fonda, USA y
yo, Dos viaje en automóvil: Suecia y los Países Bajos, Anexo: La Primavera de
Praga).
Durante
años, la crítica se ha esforzado en señalar que Delibes ha llenado un amplio
espacio de la narrativa española actual, «porque su fórmula estética parece
hecha a la medida de nuestro tiempo», como aseguraba, Cristóbal Cuevas, en
1991, pero más que a la técnica habría que atender en la obra del escritor
vallisoletano a su lenguaje. El novelista convertido con los años en un
excepcional comunicador, ha dominado el arte del lenguaje y su obra, basada en
un puro anecdotario, ha sabido llenarse de la autenticidad de la vida:
conversando con los amigos, en las tertulias y en el trabajo, con los
campesinos de su querida Castilla, con los cazadores, con los pescadores, con
la gente de la calle, teniendo, siempre, como trasfondo esa palabra viva. Ha
sabido adaptarse a las modas literarias por las que, inevitablemente, ha pasado
nuestra literatura en los últimos cincuenta años. Si su obra arrancaba de un
realismo social, recogía el experimentalismo en los años sesenta y se abría a
una definitiva apertura, tras una larga y férrea censura, en los setenta,
Delibes supo en todo momento experimentar y construir unas historias que se han
venido leyendo, inexcusablemente, a lo largo de toda la segunda mitad del siglo
XX, por el valor de lo humano y de la propia iluminación que produce su
escritura. Y aún hoy, desde su refugio vallisoletano de la capital castellana o
en el pueblo burgalés de Sedano, el escritor puede volver, tranquilo, la vista
atrás en esa doble revisión melancólica que ha supuesto gran parte de su vida,
dedicada a una devoción que, convertida en oficio, le ha supuesto el
reconocimiento definitivo de los lectores, de la crítica y de los estudiosos de
la literatura que acuden a la cita de su lectura cada vez que uno de sus libros
aparece en los escaparates de las librerías de toda España.
Etapas
Considerada
como unitaria la obra de conjunto del escritor vallisoletano, la crítica, sin
embargo, ha fragmentado su producción en sucesivos períodos que se concretan en
los nuevos conceptos estructurales que se han venido sucediendo en la narrativa
española de la última mitad del siglo XX, y de los cuales Delibes no ha sido
ajeno. Hay que apuntar que todos sus libros parten de una visión de coherencia
equilibrada del mundo. En su obra se distingue una Primera etapa, de un
marcado subjetivismo, integrada por algunos de sus primeros libros, La
sombra del ciprés es alargada (1948), Aún es de día (1949) y Mi
idolatrado hijo Sisí (1953) que constituyen parte del primer volumen de la O.C. con una extensa «Introducción» de Ramón García Domínguez y un
«Prólogo» de Giuseppe Bellini, quien
afirma que Delibes actúa, en sus primeras novelas, como un cirujano en las más
secretas dimensiones de sus personajes. Y pese al sesgo trágico de algunas de
sus narraciones, se observa un velado optimismo frente al desarreglo del mundo
y el menoscabo de los seres humanos; una Segunda, cuyo reflejo es el
fuerte realismo social del momento, ese que inicia el escritor con una obra
publicada en 1950, quizá una se sus más conocidas y más reeditadas, El
camino (también incluido en vol. I de O.C.), a la que seguirán Diario de
un cazador (1955), Diario de un emigrante (1958), La hoja roja
(1959) y Las ratas (1962). Ese marcado carácter experimentalista con que
despertaron los años sesenta, llevaron al escritor a un replanteamiento de su
producción novelística que, siempre bajo la fuerza y el valor de la palabra,
aún logrará interesar a lo largo de todos estos años: hoy resulta
incuestionable el hecho de señalar que Cinco horas con Mario (1966)
inauguró en su producción otra forma con que aglutinar unos procedimientos
ensayados anteriormente y, que en esta obra, se acentúan por esa marcada
actitud crítica y esa particular visión de las experiencias llevadas a cabo a
lo largo de su vida como, posteriormente, han podido constatarse en la
multiplicidad de libros escritos, por ejemplo, acerca de sus viajes, Europa,
parada y fonda (1963), Por esos mundos (1966), USA y yo
(1966), La primavera de Praga (1968), recogidos, en buena parte, en el
volumen VII. Recuerdos y viajes, de la O.C.. García Domínguez asegura que «quien lea en
la actualidad las crónicas viajeras de Delibes debe hacerse cargo de que el
lector al que iban dirigidas era ciudadano de un país bajo dictadura, con muy
escasas posibilidades de cruzar las fronteras como no fuera en calidad de
emigrante, apremiado por la necesidad (...) con la perspectiva de los años
transcurridos la relectura de las crónicas (...) tiene por incentivo principal,
al escritor mismo, todo cuanto en ellas trasluce de su forma de pensar y de su
personalidad». Pero lo más importante, al lector este puñado de libros, es lo
que el propio Delibes afirma: «Estoy muy lejos de cualquier forma de narcisismo
y por otra parte soy plenamente consciente de las limitaciones de mi personalidad
literaria (...) cualquier desahogo intimista me repugna».
Los
libros de caza, La caza de la perdiz roja (1963), El libro de la caza
menor (1964), Con la escopeta al hombro (1970), que formarán parte
del Vol. V, o aquellos textos en los que ha dejado traslucir parte de su propia
existencia, Un año de mi vida (1974), Madera de héroe (1972), Mi
vida al aire libre (1989), Señora de rojo sobre fondo gris (1991) o He
dicho (1996). A estas alturas,
Miguel Delibes, nos ha ofrecido ya una producción tan congruente como
definitiva, se ha convertido con los años en un privilegiado espectador del
mundo. Los temas recurrentes en su producción han venido siendo la descripción
del mundo rural, con apuestas tan críticas como las ensayadas en Los santos
inocentes (1981) o El tesoro (1985) o la muerte, puesta de
manifiesta en su primera novela y extendida a lo largo del resto de obras hasta
llegar a El hereje (1998). En su producción, el léxico, ha venido a
marcar una evolución estilística para llegar al dominio de un lenguaje que
desembocará en las más variadas expresiones de la narrativa de los últimos
años. De rica, precisa y variada, ha sido calificado su expresión; bastarían
recordar algunos de los estudios dedicados a su obra, como por ejemplo los de
Purificación Alcalá y Francisco Abad. En su primera obra, La sombra del
ciprés es alargada ya podían registrarse algunas de estas características,
muestra una excesiva abundancia de léxico culto, en consonancia con el empleo de
un lenguaje literario y tradicional, pero, fundamentalmente, es a partir de la
obra El camino cuando Delibes consigue una auténtica narrativa
característica y un estilo que se adaptará al lenguaje de sus personajes,
dependiendo del nivel en que se muestran; ocurre con Diario de un cazador
y Diario de un emigrante, donde pueden leerse palabras como «cabrear»,
«jeta», «pela», «pitorreo» y un largo etcétera, pero su mayor logro hasta el
momento se encuentra en Los santos inocentes, un texto en el que se alterna
la expresión culta con la familiar, una expresión de sencillez y belleza al
mismo tiempo.
Su última obra
En
el trasfondo de nuestro espíritu existe, casi siempre, ese subconsciente que
nos inspira, dentro del mecanismo del conocimiento, un proceso por el cual el
saber se alía con la memoria para producir, desde un punto de vista erudito o
crítico, el germen para una nueva creación. En este sentido, Delibes, ha sabido
contemplar, esa realidad humana y vital de los pueblos y de las gentes de su
tierra para ofrecernos, en el conjunto de su obra, las preocupaciones y afanes
cotidianos de su existencia. Luteranos e inquisidores son retratados en la
última novela ambientada en el Valladolid del siglo XVI, titulada, El hereje
(1998). Una historia que reconstruye con cuidadoso rigor una etapa histórica
muy conocida en aquella ciudad. Una obra ambiciosa por sus dimensiones, casi
quinientas páginas, y por el asunto que trata, el auto de fe celebrado en la Plaza Mayor de la
capital castellana contra 28 personas acusadas de herejía, algunas de los
cuales fueron agarrotadas y quemadas vivas; unos meses más tarde se repitió una
ceremonia similar en la que, de nuevo, 18 personas acusadas de ser protestantes
fueron, igualmente, condenadas a muerte, entre ellas el doctor Cazalla, razón y
motivo esencial de este relato novelado. Delibes vuelve al espacio geográfico
de sus obras anteriores, aunque la ciudad de Valladolid es, en esta ocasión, la
destinataria de una dedicatoria entrañable y el ámbito de referencia para fabular
la historia de un comerciante de pieles y lanas, Cipriano Salcedo, y todos los
conflictos que, en la época retratada, el reinado de Carlos V y los primeros
años de Felipe II, se sucedieron en esta importante ciudad de la España Imperial:
el fervor erasmista, el reformismo luterano y los acontecimientos que se
sucedieron en torno a los correligionarios del teólogo y reformador alemán.
Pero por encima del trasfondo histórico, profusamente documentado por Menéndez
Pelayo y Juan Antonio Llorente, aparece la figura del protagonista, el joven
Salcedo, habilidoso y emprendedor para los negocios como su padre lo había
sido, pero de una complejidad humana mucho mayor, porque Delibes lo retrata
como un hombre marcado por su orfandad materna, el despecho paterno y un
posterior fracaso matrimonial, brillante ejemplo de comerciante avispado capaz
de aumentar la considerable fortuna heredada por su padre. Cipriano Salcedo no
es un personaje histórico, pero en torno a él se crea un evidente decorado
poblado de otros muchos personajes históricos que conforman la historia
contada, dotada de esa novelesca visión con que el escritor ha escrito el
relato; por encima de todo emerge el discurso narrativo que resulta tan eficaz
como acertado. Cipriano Salcedo es atraído por los razonamientos del doctor
Cazalla y acaba participando en las actividades de éste y de su grupo, aunque la Inquisición los
descubre muy pronto; en realidad, tanto Salcedo como Cazalla, representan la
libertad de pensamiento de un pueblo donde la incultura garantiza la
posibilidad de destrucción. La objetividad misma de El hereje se muestra
en la vehemente mirada conque el escritor toca el tema de la religión, en su
ética más profunda, y la herejía, en esa actitud rebelde que ennoblece a estos
castellanos porque los actos que los llevaron hasta el patíbulo, no dejan de
emocionar, aún hoy, al lector.
Hasta
aquí El hereje se muestra como un compendio de toda la obra anterior de
este excelente escritor que es Miguel Delibes, porque en esta voluminosa obra
están algunas de las principales claves de su escritura: el individuo frente a
la soledad y la independencia personal que caracterizan a muchos de sus
personajes anteriores. Pero quizá el sentido último de esta novela pueda estar
en la dificultad que presupone vivir de una forma honesta, de una forma
igualitaria como, de hecho, se lo propusieron este pequeño grupo de herejes,
unos hombres que quisieron ejercer su justificación por medio de una nueva fe y
por eso estuvieron dispuestos a llegar hasta la muerte, como si, en realidad,
de nuevo se tratase de desvelar el eterno sentido de las cosas, como si nuestra
propia vida, únicamente, se justificase por nuestros actos y de éstos sólo
quedara una mínima estela de nuestro paso por el mundo.
Miguel
Delibes afirma, en un breve texto al comienzo de su O.C. que «dicho lo dicho,
mi obra está concluida, y por tal la doy. Siempre con el beneplácito de mis
lectores (...) a ellos y a cuantos se asomen ahora en las páginas de las Obras
Completas, quiero agradecer sinceramente su benevolencia y fidelidad».
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