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sábado, 26 de agosto de 2017

El arte de...



Escribir o el hermoso descubrimiento de dominar las palabras.

       Lo que escriben los escritores sobre el concepto de “el arte de escribir” puede resultar, curiosamente, contradictorio y poco afortunado. Y, cuando uno se acerca, a esos pensamientos, parece que, en numerosas ocasiones, su obra ha sido concebida mediante procedimientos literalmente opuestos a lo que la escritura de sus páginas pretende sugerir una vez publicadas. Y menos sorprendente no han sido siempre los clásicos, los más afamados autores, los que mejor han escrito sobre el acto de escribir, sino los que han reflexionado más sobre el asunto, que no deja de ser otro acto más de una forma distinta/ diferente de escritura.


 

       Jean Paul Sastre, afirmaba que “No se es escritor por haber elegido decir ciertas cosas, sino por la forma en que se digan”.

       Y Antón Chéjov, nos sugería: “Un consejo: trata de ser original y, en lo posible, inteligente; pero no temas parecer estúpido, la libertad de pensar es necesaria, pero sólo el que no teme escribir tonterías es libre. No seas relamido, no pulas, sé torpe y audaz. La concisión es hermana del talento”.

       Gustave Flaubert: “Trabaja, trabaja, escribe todo lo que puedas, tanto como tu musa te arrastre”.

       Rosa Montero, “Para mi la escritura es un camino espiritual. Las filosofías orientales preconizan algo semejante: la superación de los mezquinos límites del egocentrismo, la disolución del yo en el torrente común de los demás. Sólo trascendiendo la ceguera de lo individual podemos entrever la sustancia del mundo”.

     “Escribir: levantarme temprano y sentarme ante una páginaWord en blanco o ante aquel fragmento escrito el día anterior; dejar que los minutos o las horas se disuelvan a lo largo de toda una mañana; y luego, esos momentos familiares y el descanso, alguna llamada telefónica pertinente o impertinente; y claro, los amigos y el buen vino, y si al final de todo ese proceso, variado y productivo; esa proyectada entrevista, reseña o artículo, estudio o fragmento de otra nueva novela tienen el sentido, la medida, la precisión y el suficiente cuerpo y fuerza, entonces, eso sería para mí, en toda medida: escribir.
       El resto forma parte de los pequeños fragmentos de una vida que el azar o el destino modelan en función de un caprichoso devenir del paso del tiempo.


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