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jueves, 16 de noviembre de 2017

Antonio Muñoz Molina




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MUÑOZ MOLINA O LA RECONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA

                                        
       En aquella lejana década de finales de los sesenta, en la madrugada del 20 de julio de 1969, quizá varios millones de adolescentes en todo el mundo mirábamos expectantes, en los televisores de la época, las imágenes difusas en blanco y negro que nos mostraban cómo el módulo lunar Eagle, pilotado por los astronautas Armstrong y Aldrin, miembros de la misión espacial Apolo XI, alunizaba en el Mar de la Tranquilidad, mientras un tercer tripulante, Collins, aguardaba el acontecimiento dentro del módulo de mando, en la órbita lunar.
       La nueva novela de Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956), entonces un adolescente de trece años, arranca tres días antes del primer viaje tripulado a la luna y desarrolla la totalidad de su acción en breves secuencias paralelas al acontecimiento histórico. En realidad, El viento de la luna (Seix Barral, 2006), es un relato narrado con un ritmo tan perfecto como pausado que le permite al autor rememorar, durante un breve espacio de tiempo, la vida del joven protagonista, en una evidente evocación autobiográfica, con abundantes recuerdos familiares y esa importante cadena vital que va del pasado infantil al adolescente e incluso algunos de los hechos narrados se convierten en un retrato de la época, aunque por encima de todo se pretende volver a  uno de sus mundos literarios más definidos, la mítica Mágina, recobrada ahora si cabe con la fuerza estática de las impresiones que provocan en su joven protagonista las lecturas, el cine, el colegio religioso, estampas de una España trasnochada y costumbrista tan cercana a quienes vivimos la época, relato que nos recuerda sus anteriores obras Beatus Ille (Seix Barral, 1986) o El jinete polaco (Planeta, 1991), la ciudad en el Sur de España, cerca de su lugar de nacimiento, como punto geográfico y mental del protagonista.
       Muñoz Molina regresa al pasado de una forma mucho más amable aunque su relato no esté exento de cierta actitud crítica y cuente las diferencias entre los dos mundos que el adolescente vivió, uno inmemorable, el de nuestra larga posguerra franquista ya desaparecido, y otro el de esa larga agonía del dictador que, mientras los hombres pisaban la Luna, empezaba a abrirse a la modernidad de la vida cotidiana incorporando algunas de las comodidades más elementales: los electrodomésticos y la televisión. Cuenta así el narrador cómo su familia no tenía agua corriente, vivía del campo, cosechaban la aceituna y vendían sus productos en el mercado y, sin embargo, eran muchas sus necesidades, pero tras la mirada del adolescente, de esa visión costumbrista de una España agónica, tan realista como verdadera, se esconde la mirada del joven que leía a autores como Verne o Wells, disfrutaba con las sesiones de cine y observaba cómo el mundo iba cambiando, mientras los astronautas realizaban su hazaña, y en la anclada Mágina, como queda dicho, las gentes que rodean al joven Muñoz Molina o su alterego, incluida una parte de su familia, contemplan como paulatinamente se van transformando sus vidas.
       Una doble mirada observa el curioso lector en este nuevo relato del mejor escritor español de final de siglo, esa sutil forma autobiográfica de desplazarse por un pasado que bien pudo concretarse en la soledad del adolescente y en esa otra visión que nos lega el relato, el momento en que la Humanidad logra dar su mayor salto al futuro y le proporcionará al mundo su capacidad para abrirse sin excusa a la modernidad de un siglo XXI.
       Así me rondan los fantasmas, escribe Muñoz Molina, y aunque estaba tan lejos han sabido encontrarme, muchos años después, fruto todo ello de esa memoria que cubre una de las etapas más importantes de nuestra vida: el despertar a la sexualidad, la incomprensión de los mayores, la rebeldía ante el mundo, la cruel soledad del adolescente o esa necesidad de afianzarse, de alguna manera, en un yo muy subjetivo frente al miedo de la realidad más inmediata.









EL VIENTO DE LA LUNA; Antonio Muñoz Molina
Barcelona, Seix-Barral, 2006


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