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martes, 5 de diciembre de 2017

José María Guelbenzu



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UNA HISTORIA DE AMOR

       Los novelistas de la segunda mitad del siglo XX recurrieron a la memoria y al recuerdo para buscar respuestas a las interrogantes personales de los años de infancia y de juventud que vivieron bajo la dictadura franquista. Cierto objetivismo y bastante subjetividad pueden apreciarse, en igual proporción, en estas historias. Los autores mezclan el análisis de un aprendizaje vital y sentimental de los difíciles años, al mismo tiempo que intentan recuperar  rasgos de esa identidad perdida. José María Guelbenzu (Madrid, 1944) aborda esa expresión dialéctica del ser humano consigo mismo. Sus comienzos en el experimentalismo dieron lugar a una novela sorprendente, El mercurio (1967), a la que seguiría Antifaz (1970), con rasgos semejantes a la anterior: estructura fraccionada, y una total libertad estilística, y posteriormente,  El pasajero de ultramar (1976), con semejantes procedimientos innovadores de las anteriores.
       El amor verdadero (2010), sin abandonar algunos temas habituales, técnicas narrativas, personajes, atmósfera y ambiente, puede ser la mejor novela de Guelbenzu hasta el momento. Cuenta una historia compleja, de amplia y profunda visión sobre la existencia humana que completa todo un auténtico ciclo novelesco, la crónica moral de toda una generación de españoles que vivieron, con mucha pasión, sus años universitarios en los 60, una década alimentada, sobre todo, por las ilusiones de cambio y de apertura, y una secreta militancia antifranquista, unos jóvenes marcados que protagonizarían el paso a la transición política durante los 70, se comprometerían en los difíciles 80, y más tarde sufriría el desencanto en los 90, logradas unas transformaciones sociales y políticas que posteriormente derivarían en una red de corrupciones y engaños políticos. El narrador vuelve a los escenarios ya conocidos en algunas de sus novelas anteriores, recrea momentos pasados con personajes de otras muchas de sus historias y, una vez más, la abundancia y firmeza del diálogo, fluido e inteligente, sobresale en una narración que arranca desde los orígenes mismos de sus protagonistas: Clara Zubia y Andrés Delcampo, una vida introspectiva y sus vicisitudes desde 1945, la pérdida de un paraíso infantil, el paso de la inocencia a una juventud cotidianas, los posteriores años universitarios en un Madrid agitado y expectante, la realidad social española marcada por la dictadura como trasfondo y la lucha antisistema, una generación cercenada y desengañada en todos los aspectos, cuya madurez desembocó finalmente en un nihilismo existencial. Guelbenzu cuenta paso a paso, realiza una auténtica crónica sentimental de esas amistades forjadas frente al régimen, y algo más tarde perdidas, como la esperanza del cambio tras 1975, subraya la suavidad de una Transición con evidentes aires de novedades, deteniéndose en las posteriores elecciones democráticas, la victoria y el largo gobierno socialista y la decepción del sistema democrático, la desconfianza, en vocaciones y empresas forjadas en la clandestinidad, para mostrar, una vez más, la pérdida de una identidad. Dividida en cuatro amplias partes, más un prólogo y un epílogo que, en apenas cuatro páginas, resume los acontecimientos del 11 de marzo de 2004, y el huracán Katrina de 2005, permite disfrutar de una amena lectura en secuencias calculadas, con una estructura que fragmenta una voluminosa historia, delimitada alternativamente por tres narradores, y ofrece, en consecuencia, una visión colectiva de los difíciles años en la convulsa sociedad española.







José María Guelbenzu, El amor verdadero; Madrid, Siruela, 2010; 583 págs.
  

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